miércoles, 12 de diciembre de 2018

EN SU LINEA




Hace más de dos meses que no escribo nada sobre mi madre, y no es precisamente porque no haya ocurrido cosas, que pasar han pasado, pero, he estado un poco liadilla entre una cosa y otra. Mi madre sigue en su línea, aunque más demenciada que hace dos meses atrás. ¡Cómo camina de rápido esta enfermedad! Gracias a Dios aún nos reconoce a toda la familia, pero lo inmediato, se le olvida. No sabe si ha desayunado, no sabe si se ha bañado, o hace cosas y dice que no las ha hecho o dicho, me dice una cosa ahora y al momento me dice lo contrario y es en este camino en donde ha avanzado la enfermedad, pero todavía, nos conoce a todos, como ya he dicho.
Ahora mismo está limpiando el polvo del mueble de la TV con una servilleta de papel de la cocina, o limpia las piezas del baño con la escobilla del wáter, no para de trabajar, cuando no se queja que se queja muchísimo, porque (no sé si lo habré contado en otra ocasión) tiene el umbral del dolor muy bajo y cualquier dolor que otra persona ni siquiera mencionara por ínfimo, a ella la han tenido que llevar a urgencias. Entonces su día a día es quejarse o, cuando tiene un día bueno, como hoy, recoger, recoger, recoger y poner todo en “su sitio”, en el sitio que ella cree que debe de estar.
Que triste es ver como se adentra en ese mar de contradicciones, en ese mundo vacío de esperanzas y lleno de recuerdos enmarañados. Esto me hace dar cuenta de que el ahora, el momento presente, es lo único real, y que, si cada día vamos construyendo un presente continuo, estamos construyendo, estamos viviendo, y si apareciera esa enfermedad en nuestras vidas, por lo menos, cuando nos digan, “vas a olvidar”, podremos pensar que al presente lo estrujamos como una naranja y le sacamos todo el jugo, el futuro… Dios dirá.
Sé que las decisiones de mi madre no se pueden tener en cuenta, pero, ahora ella ha decidido ir a una residencia. Yo ya estaba arreglando la Ley de Dependencia desde febrero de este año, porque esta enfermedad de ella, llevarla yo sola, es muy duro y aunque tenga ayuda de una cuidadora durante un año y otra más hace escaso un mes, se me hace muy difícil, puesto que me hace estar obligatoriamente con ella toda la mañana, sin poder salir para hacer ni tan siquiera un mandado, ya que no sé qué se le puede ocurrir. Además, viendo esa evolución tan rápida, no sé qué puede pasar y egoístamente, su decisión de entrar en un centro de mayores, no se la he discutido.
Ella (creo) estará entretenida entre tanta gente y quizás, la familia, sabiendo que no está con ningún familiar, la visite más. En el centro que va a ir, ya estuvo hace nueve años, estuvo como un año y medio mas o menos, ingresada con su hermano, cuando este murió, se volvió a donde ella vivía antes de entrar. Así que aquí estoy, arreglando papeles, haciéndole exámenes físicos y preparando todos los requisitos que en el centro me piden.
Es doloroso para mi y seguramente para ella, pero a veces hay que tomar decisiones drásticas que nos dejan huella en el corazón, pero tenemos que hacerlo por el bien de muchos. Quiero pensar que, ella será mas las veces que no se acuerde de nosotros y que así no se sienta abandonada, y de mi parte, iré a verla con mucha frecuencia, a hacerla sentir que no está sola y procuraré que sea feliz, y echaré de menos que ya no duerma o deambule a mi lado.





martes, 2 de octubre de 2018

LOS TRASTEOS DE MI MADRE




De nuevo he retomado mis clases de inglés, esa asignatura pendiente que siempre está ahí, sin llegar a ningún puerto. Este año, una vez más, comienzo primero. No, si interés tengo, lo que no tengo es demasiada memoria para retener tantas palabras nuevas. Yo lo sigo intentando. ¿Quién sabe?
Como tengo el sueño tan descontrolado, pues decidí la noche antes de las clases tomarme media pastilla para dormir, no las suelo usar sino para cuando quiero madrugar, y así, levantarme después de haber dormido bien toda la noche. La clase me comienza a las diez y media, me daba tiempo de hacer algo antes de la clase. Bueno, esa noche me dormí como a las doce, y mi madre, se quedó viendo televisión en la salita, como hace siempre, aunque me acueste más tarde. No sé qué hora era, pero yo ya había cogido muy bien el sueño, y siento a mi madre llamándome. Pepi, Pepi, mira a ver si apagué bien la TV que hay una luz encendida. ¿? Pues me levanté sonada, como una campaña, y fui a ver la TV que estaba bien apagada, la luz encendida era del Reuter. Ella la apaga todas las noches, no sé que tenía esta en especial. Me vuelvo a la cama, me duermo de nuevo, y esta otra vez, sí miré el reloj, las 6:05h. Pepi, Pepi. ¿Qué pasa mamá? ¡Ven, ven mira, sácale fotos a la luna que mira qué bonita está! ¡Mira, mira, yo nunca he visto una luna así! ¡Sácale fotos, sácale fotos! Ya no era una campana sonada, ya mi cabeza repiqueteaba. ¡Ven, ven! me decía, llevándome hacia la ventana de la cocina, abierta de par en par. La luna estaba espectacular, cierto es, una luna llena preciosa, pero, que ¿hacía a esa hora espabilada como si fuera las cinco de la tarde? Si me había llamado a las dos o las tres de la madrugada. ¿No durmió en toda la noche?  Y yo con el efecto de la media pastilla, sacándole fotos a la luna. ¿Y qué voy a hacer? No sirve de nada explicarle las cosas, y si le digo algo, se contraría muchísimo, pues nada, a sacarle fotos a la luna a las 6:05 h. y de vuelta a la cama. El despertador me tenía que sonar a las 8:00h., y seguramente me sonó y lo apagué, lo cierto es que llegué con el tiempo justo a clase. Y ella, como siempre, durmiendo la mañana.
Ana Chaceta

miércoles, 29 de agosto de 2018

SUSTOS Y RISAS


Esta mañana me dio un jamacuco y mi madre, la pobre, se asustó un montón, no sabía que hacerme. La escuchaba decir: “No es justo, me debería poner mala yo y no ella. ¿Y si a ella le pasara algo, que es mis pies y mis manos?” La pobre, se asustó mucho, ya no sé si por mi o por ella, pero esa preocupación me dio pena. No sabía que hacerme, me trajo agua, también la bolsa de cebollas troceadas y congeladas envueltas en un trapito y trabadas con un alfiler de la ropa y me la puso en la cabeza -cosa que me refrescó bastante-, y se retiraba preocupada y hablando sola. Yo le daba las gracias y le cogía la mano, y ella preguntaba: “¿estás mejor? ¿estás mejor? Pobrecilla. Se invierte los papeles, y es que somos humanos y no sabemos a quien ni cuando nos visita un malestar -por no decir algo peor-.
Sin embargo, ahora que vamos para que le hagan la pedicura y que ya pasó todo, nos hemos reído con ganas porque me dice ella:” oye, ¿tú no me debes dinero? Y le contesto, ¿pero a ti no se te olvidan las cosas? Y solo esto fue el desencadenante de unas buenas carcajadas. Incluso ella dijo que a ver si nos iba a pasar algo por todo lo que nos habíamos reído.
¡Así es la vida! Disfrutemos de las risas y pasemos los jamacucos rapidito.
Ana Chaceta

domingo, 26 de agosto de 2018

ALEGRE DESPERTAR


Hoy me he reído con ganas. Anoche cuando me acosté me puse a ver una película que me gustó mucho, “El autor”, pero, era muy tarde y me dio sueño, así que la dejé para terminarla de ver hoy. Al despertarme esta mañana, vi que mi madre seguía dormida y pensé: “me da tiempo de ver lo que me queda de peli antes que mi madre se despierte” y así lo hice. En la película había una secuencia que la portera cantaba la canción de la Pantoja “se me enamora el alma” y como yo no uso auriculares, porque mi madre está bastante sorda, pues se escuchaba el estribillo “el fuego está encendido, el fuego está encendido, el fuego está encendido…” y antes de que dijera “la leña arde” salta mi madre en voz alta y dice “Pues apágalo ya, cabrona” jajajajajajajajajaj, casi me muero de la risa. Yo creía que estaba dormida, y su espontaneidad me desencadenó un ataque de risa.
Tengo que decir que lleva una temporada muy bien, positiva y colaboradora, a veces algún arranque de “¡que yo no estoy loca!”, y no porque yo le diga que lo está, sino por las cosas que le digo que ha hecho me las desmiente, pero hoy ha sido un despertar muy, muy divertido.

P.D.: Recomiendo la película.

Y seguimos en la brega.

Ana Chaceta

miércoles, 15 de agosto de 2018

CAMINANDO



Hace un año, cuando yo vivía sola, veía la edad que tengo de una manera diferente a como la veo ahora. Pudiera ser que fuera por verme la mayor de la familia, por ser yo la punta de la pirámide, pero ahora que vive mi madre conmigo, me veo joven, quiero decir que, no estoy arriba, que arriba está ella con sus 91 años. Parece una tontería, pero es lo que percibo, el tener a mi madre al lado es como si a mí me descargara de un peso ficticio, y me veo más joven. Mientras vivió en otro lugar, lejos de mí, no sentía yo esta percepción. Antes yo era “la madre” y ahora, aunque lo siga siendo, también soy “hija”, aunque para mi madre, en su mente, me vea más como una cuidadora que como su hija. Ahora cuando me he puesto enferma con catarro o con algún dolor lo que dice es que si yo me pongo mala ¿quién la va a cuidar a ella? La preocupación por mi es secundaría.
Cuantas sensaciones y cuantas enseñanzas me están ocasionando el estar junto a ella. No puedo decir que “siempre” y “todo” sea positivo, puesto que a veces me siento muy estresada y con ganas de irme a una montaña y ponerme a gritar como las locas, pero luego, me tranquilizo y busco lo positivo que tiene esta situación y me doy cuenta de que, siempre es bueno en cualquiera etapa de nuestro destino tener al lado a alguien que te haga más fácil el camino, y poder ser yo la que conduzca a mi madre en este sendero oscuro llamado Alzheimer  me hace olvidar cualquier contratiempo.
Y aquí seguimos, caminando.

viernes, 3 de agosto de 2018

DE LA MANO


Mi madre ya ha empezado esta fase -que no sé cual es, puesto que aún no la ha visto el neurólogo y no me ha informado-, en la que, se hace un verdadero lío con las cosas. Ya lo hacía, pero ahora, aún más. Cada día le hago escribir en la cocina, en un azulejo reservado a modo de pizarra, el día en que estamos y el mes. No se imaginan la que lía. Si está apuntado jueves 2 de agosto, pues yo le digo: “a ver mamá, ¿qué día es hoy?”  Y ella va mira y empezamos este diálogo:

Mamá: Hoy es jueves.
Yo: No, jueves fue ayer.
M: Entonces hoy es… (empieza a contar con los dedos de la mano lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, hoy es viernes.
Y: Muy bien mamá. Entonces hoy es viernes. ¿Y qué número?
M: 2.
Y: No, 2 fue ayer, hoy es…
M: 3.
Y: Muy bien, entonces hoy es viernes 3 de…
M: Septiembre.
Y: No, de agosto. (Entonces lo borro del azulejo y le vuelvo a preguntar: entonces, ¿qué día es hoy?
M: Jueves.
Y: No, mamá, hoy es viernes…. y otra vez repetimos lo mismo. Así podemos estar un buen rato, porque ya no se acuerda de lo inmediato.

Ayer, me dio mucho sentimiento y ganas de llorar, porque es tremendo ver como avanza sin que ella se de cuenta esta dichosa enfermedad. No estoy acostumbrada a verla tan sumisa ni tan incapaz, aunque a veces, ya me hubiera gustado verla así, por su tremendo carácter, pero ahora es como si la estuviera viendo partir, despacito, pero sin pausa. Y estoy descubriendo, que, aunque al principio me costó enfrentarme a esta responsabilidad, ahora le doy gracias a Dios por haberla puesto en mis manos, porque la voy a despedir con todo mi amor y cariño, y le voy a hacer su partida lo mas bonita que pueda.
Las cosas suceden por algo, y si ella está hoy aquí, conmigo, en mi casa, es porque tenía que ser así. Cada día la vida me enseña de sus vuelcos, de sus vueltas, de que no puedes predecir nada, que todo pasa porque tiene que pasar. Y también he comprobado, que, si vas positivo, y con la mente abierta, puedes aprender muchísimo de cosas que no te enseñan en ningún centro, que son experiencias que, al vivirlas, te enriquecen y fortalecen.
Así que, aquí la llevo de la mano, y no solo metafóricamente, puesto que vamos para la peluquería. Menos mal que aún no se le ha perdido su coquetería, quiere estar guapa porque hoy la ve el oculista.

Ana Chaceta




domingo, 8 de julio de 2018

ELLA Y SUS COSAS



Siempre he oído decir que vale más una hora de ganas que todo el día sin ellas. Yo esto lo empleo cuando tengo la casa revuelta y no me apetece recoger y lo voy dejando, dejando. En cambio, en otras ocasiones, me entra esa jiribilla y en un momento lo hago todo. Pues eso con mi madre, ya se me acabó, ahora se recoge porque se recoge. Ayer que vine de viaje y dejé la maleta abierta y encima del sofá, le dije (porque tuve que salir un momento): “mamá, deja todo así hasta que yo vuelva, que cuando venga tengo que ordenar la ropa” ¿Y me hizo caso? Efectivamente, ¡no! Cuando llegué, ya tenia la ropa “Toda la ropa, limpia y sucia” dobladita y guardada en los cajones.
Ahora mismo, saqué del ropero las playeras que me iba a poner y fui a contestar un wasap que acababa de recibir, cuando, terminé me voy a poner las playeras y ya no estaban, ¿y donde estaban? Guardaditas en el ropero de nuevo.
Tengo un neceser expresamente para mi portátil, que allí tengo las pilas del lápiz del portátil, el lápiz, cargador, y demás. Pues hoy la veo con las pilas en la mano, guardándolas en un cajón, el lápiz, (que es específico y exclusivo del portátil) encima de la mesa y ella guardando en el neceser otras cosas.
Pobrecita, es más linda, está todo el día como una hormiguita haciendo cosas, es su manera de decirme que todavía puede, y que todavía es necesaria. Aunque no hiciera nada, para mí es siempre necesaria. Y no me puedo olvidar de darle las gracias por todo lo que me “ayuda”, porque ella me dice: “¿Yo te ayudo, ¿verdad?” ¿Y quién le dice que a veces me hace trabajar el doble? Así que cuando les cuenta a todos que ella hace las dos camitas, que friega la loza y que me ayuda mucho, pues yo la apoyo y digo también que gracias a ella que me “ayuda”, que si no, no sé como yo me las iba a apañar.
A mí solo me queda abrazarla y cuando lo hago me dice: “Ráscame ahí, ráscame ahí”, aprovecha para que le rasque la espalda. Y yo la rasco, con todo mi cariño, y la siento tan pequeñita dentro de mi abrazo, que no me dan ganas de soltarla, pero ella se suelta, como si tuviera tantas cosas por hacer aún.
Y así es ella y sus cosas.
Ana Chaceta

EN SU LINEA

Hace más de dos meses que no escribo nada sobre mi madre, y no es precisamente porque no haya ocurrido cosas, que pasar han pasado, p...