miércoles, 29 de agosto de 2018

SUSTOS Y RISAS


Esta mañana me dio un jamacuco y mi madre, la pobre, se asustó un montón, no sabía que hacerme. La escuchaba decir: “No es justo, me debería poner mala yo y no ella. ¿Y si a ella le pasara algo, que es mis pies y mis manos?” La pobre, se asustó mucho, ya no sé si por mi o por ella, pero esa preocupación me dio pena. No sabía que hacerme, me trajo agua, también la bolsa de cebollas troceadas y congeladas envueltas en un trapito y trabadas con un alfiler de la ropa y me la puso en la cabeza -cosa que me refrescó bastante-, y se retiraba preocupada y hablando sola. Yo le daba las gracias y le cogía la mano, y ella preguntaba: “¿estás mejor? ¿estás mejor? Pobrecilla. Se invierte los papeles, y es que somos humanos y no sabemos a quien ni cuando nos visita un malestar -por no decir algo peor-.
Sin embargo, ahora que vamos para que le hagan la pedicura y que ya pasó todo, nos hemos reído con ganas porque me dice ella:” oye, ¿tú no me debes dinero? Y le contesto, ¿pero a ti no se te olvidan las cosas? Y solo esto fue el desencadenante de unas buenas carcajadas. Incluso ella dijo que a ver si nos iba a pasar algo por todo lo que nos habíamos reído.
¡Así es la vida! Disfrutemos de las risas y pasemos los jamacucos rapidito.
Ana Chaceta

domingo, 26 de agosto de 2018

ALEGRE DESPERTAR


Hoy me he reído con ganas. Anoche cuando me acosté me puse a ver una película que me gustó mucho, “El autor”, pero, era muy tarde y me dio sueño, así que la dejé para terminarla de ver hoy. Al despertarme esta mañana, vi que mi madre seguía dormida y pensé: “me da tiempo de ver lo que me queda de peli antes que mi madre se despierte” y así lo hice. En la película había una secuencia que la portera cantaba la canción de la Pantoja “se me enamora el alma” y como yo no uso auriculares, porque mi madre está bastante sorda, pues se escuchaba el estribillo “el fuego está encendido, el fuego está encendido, el fuego está encendido…” y antes de que dijera “la leña arde” salta mi madre en voz alta y dice “Pues apágalo ya, cabrona” jajajajajajajajajaj, casi me muero de la risa. Yo creía que estaba dormida, y su espontaneidad me desencadenó un ataque de risa.
Tengo que decir que lleva una temporada muy bien, positiva y colaboradora, a veces algún arranque de “¡que yo no estoy loca!”, y no porque yo le diga que lo está, sino por las cosas que le digo que ha hecho me las desmiente, pero hoy ha sido un despertar muy, muy divertido.

P.D.: Recomiendo la película.

Y seguimos en la brega.

Ana Chaceta

miércoles, 15 de agosto de 2018

CAMINANDO



Hace un año, cuando yo vivía sola, veía la edad que tengo de una manera diferente a como la veo ahora. Pudiera ser que fuera por verme la mayor de la familia, por ser yo la punta de la pirámide, pero ahora que vive mi madre conmigo, me veo joven, quiero decir que, no estoy arriba, que arriba está ella con sus 91 años. Parece una tontería, pero es lo que percibo, el tener a mi madre al lado es como si a mí me descargara de un peso ficticio, y me veo más joven. Mientras vivió en otro lugar, lejos de mí, no sentía yo esta percepción. Antes yo era “la madre” y ahora, aunque lo siga siendo, también soy “hija”, aunque para mi madre, en su mente, me vea más como una cuidadora que como su hija. Ahora cuando me he puesto enferma con catarro o con algún dolor lo que dice es que si yo me pongo mala ¿quién la va a cuidar a ella? La preocupación por mi es secundaría.
Cuantas sensaciones y cuantas enseñanzas me están ocasionando el estar junto a ella. No puedo decir que “siempre” y “todo” sea positivo, puesto que a veces me siento muy estresada y con ganas de irme a una montaña y ponerme a gritar como las locas, pero luego, me tranquilizo y busco lo positivo que tiene esta situación y me doy cuenta de que, siempre es bueno en cualquiera etapa de nuestro destino tener al lado a alguien que te haga más fácil el camino, y poder ser yo la que conduzca a mi madre en este sendero oscuro llamado Alzheimer  me hace olvidar cualquier contratiempo.
Y aquí seguimos, caminando.

viernes, 3 de agosto de 2018

DE LA MANO


Mi madre ya ha empezado esta fase -que no sé cual es, puesto que aún no la ha visto el neurólogo y no me ha informado-, en la que, se hace un verdadero lío con las cosas. Ya lo hacía, pero ahora, aún más. Cada día le hago escribir en la cocina, en un azulejo reservado a modo de pizarra, el día en que estamos y el mes. No se imaginan la que lía. Si está apuntado jueves 2 de agosto, pues yo le digo: “a ver mamá, ¿qué día es hoy?”  Y ella va mira y empezamos este diálogo:

Mamá: Hoy es jueves.
Yo: No, jueves fue ayer.
M: Entonces hoy es… (empieza a contar con los dedos de la mano lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, hoy es viernes.
Y: Muy bien mamá. Entonces hoy es viernes. ¿Y qué número?
M: 2.
Y: No, 2 fue ayer, hoy es…
M: 3.
Y: Muy bien, entonces hoy es viernes 3 de…
M: Septiembre.
Y: No, de agosto. (Entonces lo borro del azulejo y le vuelvo a preguntar: entonces, ¿qué día es hoy?
M: Jueves.
Y: No, mamá, hoy es viernes…. y otra vez repetimos lo mismo. Así podemos estar un buen rato, porque ya no se acuerda de lo inmediato.

Ayer, me dio mucho sentimiento y ganas de llorar, porque es tremendo ver como avanza sin que ella se de cuenta esta dichosa enfermedad. No estoy acostumbrada a verla tan sumisa ni tan incapaz, aunque a veces, ya me hubiera gustado verla así, por su tremendo carácter, pero ahora es como si la estuviera viendo partir, despacito, pero sin pausa. Y estoy descubriendo, que, aunque al principio me costó enfrentarme a esta responsabilidad, ahora le doy gracias a Dios por haberla puesto en mis manos, porque la voy a despedir con todo mi amor y cariño, y le voy a hacer su partida lo mas bonita que pueda.
Las cosas suceden por algo, y si ella está hoy aquí, conmigo, en mi casa, es porque tenía que ser así. Cada día la vida me enseña de sus vuelcos, de sus vueltas, de que no puedes predecir nada, que todo pasa porque tiene que pasar. Y también he comprobado, que, si vas positivo, y con la mente abierta, puedes aprender muchísimo de cosas que no te enseñan en ningún centro, que son experiencias que, al vivirlas, te enriquecen y fortalecen.
Así que, aquí la llevo de la mano, y no solo metafóricamente, puesto que vamos para la peluquería. Menos mal que aún no se le ha perdido su coquetería, quiere estar guapa porque hoy la ve el oculista.

Ana Chaceta




EN SU LINEA

Hace más de dos meses que no escribo nada sobre mi madre, y no es precisamente porque no haya ocurrido cosas, que pasar han pasado, p...