De
nuevo he retomado mis clases de inglés, esa asignatura pendiente que siempre
está ahí, sin llegar a ningún puerto. Este año, una vez más, comienzo primero.
No, si interés tengo, lo que no tengo es demasiada memoria para retener tantas
palabras nuevas. Yo lo sigo intentando. ¿Quién sabe?
Como
tengo el sueño tan descontrolado, pues decidí la noche antes de las clases
tomarme media pastilla para dormir, no las suelo usar sino para cuando quiero
madrugar, y así, levantarme después de haber dormido bien toda la noche. La
clase me comienza a las diez y media, me daba tiempo de hacer algo antes de la
clase. Bueno, esa noche me dormí como a las doce, y mi madre, se quedó viendo
televisión en la salita, como hace siempre, aunque me acueste más tarde. No sé qué
hora era, pero yo ya había cogido muy bien el sueño, y siento a mi madre llamándome.
Pepi, Pepi, mira a ver si apagué bien la TV que hay una luz encendida. ¿? Pues
me levanté sonada, como una campaña, y fui a ver la TV que estaba bien apagada,
la luz encendida era del Reuter. Ella la apaga todas las noches, no sé que
tenía esta en especial. Me vuelvo a la cama, me duermo de nuevo, y esta otra
vez, sí miré el reloj, las 6:05h. Pepi, Pepi. ¿Qué pasa mamá? ¡Ven, ven mira, sácale
fotos a la luna que mira qué bonita está! ¡Mira, mira, yo nunca he visto una
luna así! ¡Sácale fotos, sácale fotos! Ya no era una campana sonada, ya mi cabeza
repiqueteaba. ¡Ven, ven! me decía, llevándome hacia la ventana de la cocina,
abierta de par en par. La luna estaba espectacular, cierto es, una luna llena
preciosa, pero, que ¿hacía a esa hora espabilada como si fuera las cinco de la
tarde? Si me había llamado a las dos o las tres de la madrugada. ¿No durmió en
toda la noche? Y yo con el efecto de la
media pastilla, sacándole fotos a la luna. ¿Y qué voy a hacer? No sirve de nada
explicarle las cosas, y si le digo algo, se contraría muchísimo, pues nada, a
sacarle fotos a la luna a las 6:05 h. y de vuelta a la cama. El despertador me
tenía que sonar a las 8:00h., y seguramente me sonó y lo apagué, lo cierto es
que llegué con el tiempo justo a clase. Y ella, como siempre, durmiendo la
mañana.
Ana
Chaceta
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