jueves, 18 de enero de 2018

MAESTROS

No cabe la menor duda de que, aprendemos mucho de nuestros padres, y ahora, en su vejez aún nos siguen enseñando, no solamente por lo que nos pueda aportar por su experiencia, sino que, debido a sus vivencias, nosotros podemos fabricar las nuestras, pero mejoradas. Nos sirven de referencia para lo bueno y para lo malo. Muchas veces decimos “quiero ser como ellos en tal o cual aspecto” y sin embargo en otras cuestiones, piensas “espero no hacer nunca lo que hacen ellos”. En cualquiera de las circunstancias son un campo abierto de enseñanzas.
Aún con mi edad, que ya peino algunas canas, pienso en mi futuro, me gustaría tener calidad de vida, cuerpo y mente sana porque creo, que no va a aparecer por ciencia infusa dentro de veinte años, es algo que se debo de ir creando día a día. Nunca he sido metódica ni he tenido esa disciplina necesaria algunas veces, para algunas cosas, cosa que me hubiera venido muy bien, pero ahora debo de tener por lo menos constancia y cumplir las metas que yo misma me he “impuesto”.
Tengo una tía mayor, con ochenta y tantos años, que sufre dolores de espalda muy intenso, ella desde joven andaba muy deprisa y con la cabeza agachada, como mirando hacía el suelo. Cosía ropa de caballero en casa y tenía que ir a entregarla, y claro, llevaba el cargo de ama de casa con lo que ello conlleva, sus hijas, la comida, la casa, su trabajo adicional; lo ciento es que iba a hacer la entrega siempre deprisa y con ese andar, un poco encorvada y con cabeza baja. Hoy día, está mucho más encorvada y con ese dolor que no la deja vivir. Cuento esto, porque su hija, que no tiene por supuesto el rol que tenía su madre, pero si sus genes, tiene la misma manera de caminar que la madre y yo pienso: ¿no puede corregir desde ahora esa costumbre, para no tener que llegar a padecer el dolor que sufre hoy su madre? Ese es un reflejo del aprendizaje al que me refiero, podemos corregir muchas cosas que nuestros padres nos están enseñando “in situ”.
Yo seguiré con los ojos bien abiertos y seleccionando bien las enseñanzas que quiero aprender y las que me gustaría desechar.

Ana Chaceta

EN SU LINEA

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