viernes, 3 de agosto de 2018

DE LA MANO


Mi madre ya ha empezado esta fase -que no sé cual es, puesto que aún no la ha visto el neurólogo y no me ha informado-, en la que, se hace un verdadero lío con las cosas. Ya lo hacía, pero ahora, aún más. Cada día le hago escribir en la cocina, en un azulejo reservado a modo de pizarra, el día en que estamos y el mes. No se imaginan la que lía. Si está apuntado jueves 2 de agosto, pues yo le digo: “a ver mamá, ¿qué día es hoy?”  Y ella va mira y empezamos este diálogo:

Mamá: Hoy es jueves.
Yo: No, jueves fue ayer.
M: Entonces hoy es… (empieza a contar con los dedos de la mano lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, hoy es viernes.
Y: Muy bien mamá. Entonces hoy es viernes. ¿Y qué número?
M: 2.
Y: No, 2 fue ayer, hoy es…
M: 3.
Y: Muy bien, entonces hoy es viernes 3 de…
M: Septiembre.
Y: No, de agosto. (Entonces lo borro del azulejo y le vuelvo a preguntar: entonces, ¿qué día es hoy?
M: Jueves.
Y: No, mamá, hoy es viernes…. y otra vez repetimos lo mismo. Así podemos estar un buen rato, porque ya no se acuerda de lo inmediato.

Ayer, me dio mucho sentimiento y ganas de llorar, porque es tremendo ver como avanza sin que ella se de cuenta esta dichosa enfermedad. No estoy acostumbrada a verla tan sumisa ni tan incapaz, aunque a veces, ya me hubiera gustado verla así, por su tremendo carácter, pero ahora es como si la estuviera viendo partir, despacito, pero sin pausa. Y estoy descubriendo, que, aunque al principio me costó enfrentarme a esta responsabilidad, ahora le doy gracias a Dios por haberla puesto en mis manos, porque la voy a despedir con todo mi amor y cariño, y le voy a hacer su partida lo mas bonita que pueda.
Las cosas suceden por algo, y si ella está hoy aquí, conmigo, en mi casa, es porque tenía que ser así. Cada día la vida me enseña de sus vuelcos, de sus vueltas, de que no puedes predecir nada, que todo pasa porque tiene que pasar. Y también he comprobado, que, si vas positivo, y con la mente abierta, puedes aprender muchísimo de cosas que no te enseñan en ningún centro, que son experiencias que, al vivirlas, te enriquecen y fortalecen.
Así que, aquí la llevo de la mano, y no solo metafóricamente, puesto que vamos para la peluquería. Menos mal que aún no se le ha perdido su coquetería, quiere estar guapa porque hoy la ve el oculista.

Ana Chaceta




3 comentarios:

  1. Mi querida Ana: todo esto que haces hoy es lo que mañana te llenará de felicidad, aún dentro del dolor de ver su partida. Sé lo que te digo porque lo viví y a demás doblemente. Un abrazo enorme preciosa.

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  3. María cariño, te borré tu segundo comentario por estar repetido. Muchas gracias por tener siempre unas palabras para mí. Hasta el próximo, maslinda.
    Ana Chaceta

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