Si, me he hecho a
la idea de que un tal Alzheimer se ha metido en el cuerpo de mi madre y es el
que la maneja a su antojo, así que no me ha quedado otra que aprender a
conocerlo y a tratarlo. Es triste, pero mi madre ya no es ella misma sino a
ratos, todavía, en grandes ratos, pero poquito a poco se va yendo. Es una gran
pena ver cómo la va poseyendo anulando su mente cada vez más.
Este tal
Alzheimer es testarudo, no se puede dialogar con él, no atiende a razones, te
oye, pero no te escucha, cualquier cosa que le digas en dos minutos la ha
olvidado, le gusta repetir y repetir la misma historia una y otra vez, confunde
a las personas y dicen que termina olvidándose de ellas, este último efecto aún
no lo ejerce en mi madre pero a la velocidad que se está apropiando de ella, no
creo que tarde mucho en aparecer, y por último termina llevándosela.
Yo le estoy
cogiendo el truco, he aprendido a tratarlo y ya lo he llevado a mi terreno, él
no se da cuenta, pero yo he ganado mucho con ello.
A mi madre la
tengo ahí, escondida tras este fatídico personaje, como ya digo, a veces asoma
ella su presencia, sus pocos momentos de lucidez plena, pero yo diría que ya en
casi todo, está influida por este ente que poco a poco la ha ido poseyendo. Y
aunque creo que ya lo he dicho, lo vuelvo a decir, la mejor medicina (lo he
comprobado) para tratar a este intruso es el cariño, combatirlo con todo el
amor que puedas dar y de esa única manera, la persona invadida, en este caso mi
madre, no notará tanto la presencia de este asesino.
Ana Chaceta
Mi querida amiga, estás dándole la mejor medicina, la que no encuentras en ninguna farmacia sino en tu corazón. Animo preciosa.
ResponderEliminarGracias, María. Eres un sol¡¡¡
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