¿Cuánta paciencia hay que tener? Es como estar con una niña caprichosa que
se tiene que salir con la suya siempre. Ayer estaba medio enfadada, porque Milagros
(su segunda cuidadora, yo soy la primera), viene cada tarde para salir a pasear
e ir al club social con ella hasta las nueve de la noche más o menos y siempre
viene con unos chalecos de invierno, de estos acolchados muy monos y los tiene
en rojo, beige, azul y uno estampado también en azul muy bonito. Pues yo le
había comprado a mi madre uno negro, porque no tenía ninguno y era el color más
apropiado viendo su vestuario, y al principio le encantó, pero cuando Milagros
empezó a traer chalecos de diferentes colores, pues ahora ya no quiere el
negro, ahora quiere que le compre -pero ya- uno de color, porque a ella nunca
le gusto el color negro, etc. etc. Antes estaba mirando los números de lotería para
ver si le había tocado algo para comprarse el chaleco, o que le iba a pedir
prestado el dinero a Milagros, sinceramente, es como una niña muy malcriada.
Ya su falta de memoria es muy aguda, así que por más que le explique las
cosas, por más que intente hacerle entender alguna cosa, no hay manera. La veo
limpiando el baño con la escobilla (la pobre es que quiere sentirse útil y en
su intento hace las cosas a su gusto, que no es el mío), le digo: “mamá, deja
que el baño yo lo limpio, que tengo que darle con lejía”. Pues otro enfado, que
si ella no hubiese limpiado nunca…, total, que fue a por la lejía y se puso a
limpiarlo. ¡Santa paciencia, no me abandones! No quiere parecer en ningún
momento que ella no colabora, ella quiere hacer más que yo, y es imposible de
esa manera tener un control de mi casa, porque si ella te ha colocado algo de alguna
manera, yo no lo puedo rectificar, si es que quiero tener la fiesta en paz.
Acabo de decirle que voy a limpiar el piso y me dice: “no, hoy no lo limpie, límpialo
mañana. ¿? ¿Y si quiero hacerlo hoy y no mañana? Pues nada, aprovecharé que se
la lleve Milagros esta tarde y ahí repasaré el baño, limpiaré el piso y llamaré
a algún amigo o amiga para tomarme una copa y respirar un poco de aire de
libertad.
Ana Chaceta
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