domingo, 31 de diciembre de 2017

31 DE DICIEMBRE DE 2017


Las horas, los minutos, los segundos, van pasando, para algunos muy deprisa, para otros, lentamente, y con ello, otro año se va. Muchos no han llegado al último peldaño de esta escalera de 365 escalones, se han quedado a mitad de camino y otros muchos han puesto los pies en la escalera por primera vez. Así es la vida, un continuo engranaje, una rueda que gira y gira en ininterrumpido tránsito. Esta noche, cambiaremos la escalera, ya casi desgastados los escalones y pondremos otra nueva, una que sea fuerte, que pueda con nosotros cuando vayamos demasiado cargados, que soporte nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestros amores y desamores, nuestras enfermedades, y nuestra voluntad, una con barandas calientes para cuando tengamos las manos frías y cambien a frías para calmar nuestros ardores.
No cabe duda de que, esa nueva escalera hay que ir construyéndola mientras subimos la anterior, para no subir por una con tablones débiles  y que no estén reforzados, no vaya a ser que con cualquier pequeña carga se nos rompa y nos haga caer al vacío; no, hay que ir construyéndola mientras ascendemos la vieja, para cuando llegue el momento del cambio, podamos poner el primer, el segundo, el tercer pie, uno detrás de otro con firmeza y sin miedo, pues sabemos que nos van a soportar con solidez y estabilidad.
Desde mañana, empezaré a usar la nueva escalera de 365 escalones, es mejor empezar a subir con ganas y empezaré a construir la del 2019 con perseverancia, eligiendo los mejores materiales, así que ya me dan ganas de ascender con ilusión, con tesón, con constancia y sobre todo, con paciencia.
Ya estoy en el último peldaño, ya estoy preparada para pisar la nueva y… ascender.

Ana Chaceta

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