Si, creo que
estoy sufriendo los daños colaterales, les cuento y ustedes me dicen si sí o
no. Esta mañana a las nueve salíamos de casa mi madre y yo camino de urgencias,
ella quería ir al médico desde el día anterior porque estaba muy decaída, muy
decaída (decía ella); y me reprochaba que el día anterior había estado igual y
yo no la llevé al médico, así que hoy, ya se había levantado a las seis y media
de la mañana, se había duchado y esperaba impaciente que yo me levantara para
que la llevara. Y así lo hice. Hace cinco días ya la había visto la Dra. de
cabecera y le diagnosticó una depresión por el cambio que ha tenido y le mandó
una pastilla, pero a ella le gusta que le hagan analítica, radiografías, y
demás, pero como sólo le dijo que estaba deprimida y una pastillita, pues no le
gustó, por eso lo de volver hoy.
Para no
cansarles, nos mandaron de urgencias al Hospital para que la viera un
psiquiatra, allí que vamos y el psiquiatra que no la ve porque primero la
tienen que llevar sicólogos de salud mental por su zona. ¡De locos! Nos vamos
de allí con un diazepam de remedio y a todas estas yo con un dolor de muela que
me moría. Tenía hora con el dentista justo cuando salimos del hospital. Llegó a
casa para dejar a mi madre, pero ella decide que me acompaña a la consulta del
dentista, así que recojo mi cepillo de dientes y una pasta de dientes del vaso
y salimos para el dentista.
Al llegar a la
consulta le digo a mi madre que voy al baño a lavarme los dientes y cual es mi
sorpresa, al poner la pasta en el cepillo me doy cuenta de que aquello no me
parecía que fuera pasta de dientes y efectivamente, no era pasta de dientes,
era el pegue de la dentadura postiza de mi madre, Kukident creo que se llama, y
ahí tenía todo el cepillo lleno de pegamento y dispuesta a que el dentista me
abriera la boca; cepillo a la basura, la boca de aquella manera enjuagada y me
dije, bueno, a ver si la anestesia me llega hasta el cerebro y me tranquilizo
un poco.
Lo dicho, de
locos.
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