domingo, 8 de julio de 2018

ELLA Y SUS COSAS



Siempre he oído decir que vale más una hora de ganas que todo el día sin ellas. Yo esto lo empleo cuando tengo la casa revuelta y no me apetece recoger y lo voy dejando, dejando. En cambio, en otras ocasiones, me entra esa jiribilla y en un momento lo hago todo. Pues eso con mi madre, ya se me acabó, ahora se recoge porque se recoge. Ayer que vine de viaje y dejé la maleta abierta y encima del sofá, le dije (porque tuve que salir un momento): “mamá, deja todo así hasta que yo vuelva, que cuando venga tengo que ordenar la ropa” ¿Y me hizo caso? Efectivamente, ¡no! Cuando llegué, ya tenia la ropa “Toda la ropa, limpia y sucia” dobladita y guardada en los cajones.
Ahora mismo, saqué del ropero las playeras que me iba a poner y fui a contestar un wasap que acababa de recibir, cuando, terminé me voy a poner las playeras y ya no estaban, ¿y donde estaban? Guardaditas en el ropero de nuevo.
Tengo un neceser expresamente para mi portátil, que allí tengo las pilas del lápiz del portátil, el lápiz, cargador, y demás. Pues hoy la veo con las pilas en la mano, guardándolas en un cajón, el lápiz, (que es específico y exclusivo del portátil) encima de la mesa y ella guardando en el neceser otras cosas.
Pobrecita, es más linda, está todo el día como una hormiguita haciendo cosas, es su manera de decirme que todavía puede, y que todavía es necesaria. Aunque no hiciera nada, para mí es siempre necesaria. Y no me puedo olvidar de darle las gracias por todo lo que me “ayuda”, porque ella me dice: “¿Yo te ayudo, ¿verdad?” ¿Y quién le dice que a veces me hace trabajar el doble? Así que cuando les cuenta a todos que ella hace las dos camitas, que friega la loza y que me ayuda mucho, pues yo la apoyo y digo también que gracias a ella que me “ayuda”, que si no, no sé como yo me las iba a apañar.
A mí solo me queda abrazarla y cuando lo hago me dice: “Ráscame ahí, ráscame ahí”, aprovecha para que le rasque la espalda. Y yo la rasco, con todo mi cariño, y la siento tan pequeñita dentro de mi abrazo, que no me dan ganas de soltarla, pero ella se suelta, como si tuviera tantas cosas por hacer aún.
Y así es ella y sus cosas.
Ana Chaceta

EN SU LINEA

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